Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

jueves, 19 de abril de 2012

Las cigarreras regresan, en papel.

Artículo de Ana M. Fopiani.
Los papeles son la prueba de aquella época de cigarreras, de los primeros cigarrillos liados y del olor a tabaco que inundaba el casco antiguo de Cádiz según soplara levante o poniente. Documentos con la historia tabaquera de una ciudad que guarda en la memoria los años en los que la Fábrica de Tabaco daba empleo a casi dos millares de gaditanos, mayoritariamente mujeres.
Hoy ya no huele a tabaco y a Cádiz sólo le queda el recuerdo plasmado en documentos, en papeles que reflejan lo logros laborales conseguidos por aquellas mujeres y también sus vicisitudes en periodos convulsos como la Guerra Civil.
La delegada de Cultura de la Junta en Cádiz, Yolanda Peinado, y la directora de la Fundación Altadis, Inés Cassin, han presentado los más de 240 documentos que esta institución ha depositado en la Consejería de Cultura, pertenecientes a la etapa en la que el monopolio del tabaco era gestionado por la sociedad Compañía Arrendataria de Tabacos. Consta de 170 libros y 75 legajos escritos entre 1887 y 1949.
Estos archivos han estado depositados en la Fábrica de Tabacos de Sevilla hasta que en 2011, tras un acuerdo con la Fundación Altadis, ingresaron el pasado mes de diciembre en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Unos papeles entre los que destaca el que recoge la firma por la que se aprueba la jornada laboral de ocho horas para las cigarreras, los descansos o el pago de salarios.
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La Real Fábrica de Tabacos de Cádiz fue creada en 1741 por Felipe V. En ella trabajaban entonces 180 operarias que a finales de siglo eran ya 350. Sobre todo eran mujeres, ya que tenían una gran destreza manual y los salarios eran inferiores a los que solían cobrar los hombres. En 1829, en plena crisis comercial y urbana en Cádiz, se realiza la cesión al Estado del inmueble, por parte del Ayuntamiento gaditano.
Esa primitiva fábrica se cerró en 1870 por orden del ministro de Hacienda, pero se restableció un año después por una Real Orden y se procedió a su reforma dos años después. Entonces trabajaban allí más de 1.600 personas. En 1881 se le dio un nuevo impulso, entablándose conversaciones con la Hacienda Pública para ampliar la plantilla de obreras. El Estado aceptó emplear a 1.958 operarios, mayoritariamente mujeres, a cambio de que el Ayuntamiento sufragara las obras de ampliación del edificio.
Estas obras dieron el aspecto que tiene actualmente y que cambiaron todo el antiguo edificio excepto la zona de bóvedas. La nueva fábrica, un edificio de ladrillo visto, cerámica vidriada en cubiertas y algún detalle inspirado en las fábricas inglesas, se inauguró el 27 junio de 1887. En la actualidad alberga el Palacio de Congresos y Exposiciones de Cádiz, una vez se trasladó la producción de la tabacalera a la zona industrial de la capital gaditana.

El papel tabaco vuelve a Cádiz.
La primera vez que una mujer se sentó a liar un cigarrillo en la fábrica de tabacos de Cádiz lo hizo en una silla traída de casa. Esa mujer cobraba poco y trabajaba mucho. Aparte de faltarle la silla en la factoría, le faltaban derechos. Esa mujer era cigarrera. Igual que lo fueron después sus nietas, y las nietas de sus nietas. Ellas sí consiguieron una jornada de ocho horas, atención médica y hasta un permiso de maternidad para dar a luz a las nuevas cigarreras: las herederas de una silla en la fábrica de tabacos en la que, por primera vez, una mujer se sentó a liar un cigarrillo.
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Los documentos donde se recoge gran parte de la historia de la fábrica de tabacos de Cádiz, en la que llegaron a trabajar miles de mujeres, han regresado a su lugar de nacimiento 30 años después de llevarse a Sevilla donde fueron custodiados y restaurados. Ahora, gracias a un convenio de colaboración firmado entre la Fundación Altadis y la Consejería de Cultura, se pueden consultar en el Archivo Histórico Provincial gaditano.
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Son 75 legajos y 170 libros que recogen todo lo ocurrido en la empresa tabaquera entre 1887 y 1949. Estos 245 fondos han quedado depositados en el Archivo por comodato: la propiedad sigue siendo de la Fundación Altadis, pero su sitio está en Cádiz. La delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, y la directora de la Fundación Altadis, Inés Cassin, han presentado esta semana estos libros y legajos. Parte de ellos se pueden visitar en una pequeña exposición situada en el Archivo, instalado en una imponente vivienda del siglo XVII. Ambas destacaron la importancia para Cádiz de estos documentos, que con su vuelta recupera “parte de la historia de la ciudad y de la provincia”.
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