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viernes, 25 de mayo de 2012

Los cauces molineros del Esla. Valencia de Don Juan (León)

La actividad molinera tuvo gran relevancia en Valencia de Don Juan desde la Edad Media, dada su situación estratégica en el río. Prueba de ello es que se sacaran dos cauces del río Esla, uno por cada margen, para poder mover las maquinarias con la fuerza del agua. Así lo explicó el pasado lunes el investigador coyantino, Javier Revilla, en una charla enmarcada dentro de las actividades de la Semana Cultural que estos días tiene lugar en la localidad.

Ya en tiempos de los romanos, se tiene conocimiento de piezas de molinos en la zona de La Muela, el Castillo y el Castro Coviacense. Pero su gran importancia data de la época medieval y moderna, en la que, como se ha señalado, existieron dos cauces históricos molineros.

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Con referencias del siglo X y con documentación fiable desde el siglo XIV, existió en la margen izquierda del Esla la denominada Presa de Rodrigo Abril y San Marcos. Su cauce completo discurrió desde Villacelama hasta Valencia de Don Juan, con molinos en prácticamente todas las localidades por la pasaba como Villanueva de la Manzanas, Villavidel y Campo de Villavidel, Cabreros del Río, Fresno de la Vega y Valencia de Don Juan. Todos ellos están ya en desuso y muchos en estado ruinoso o, incluso, desapararecidos. Sin embargo, otros se conservan en buen estado. Al menos, los edificios. El de Valencia de Don Juan, denominado La Berjona, porque perteneció a la familia Berjón, fue construido en el siglo XIX. Contaba con tres pares de muelas. En el año 1927 fue transformado en central hidroeléctrica. El inmueble hoy se conserva y es utilizado como residencia estival.

Por su parte, en la margen derecha del río también se construyó en la Edad Media otro cauce, la Presa de Los Molinos, que nacía en Benamariel hasta Valencia de Don Juan. En 1533, por concordia entre los condes de Coyanza y los marqueses de Toral de los Guzmanes fue ampliada hasta esta localidad. Aunque tiene antecedentes en el siglo XII, la construcción eficiente de la presa fue encargada en el año 1465 por Juan de Acuña y Teresa Enríquez, III condes y II duques de Valencia, paralelamente a la ampliación del castillo. Llegó a tener cinco molinos y un batán.
El término coyantino llegó a tener en este cauce tres molinos, el de arriba, el de en medio y el de abajo. En el siglo XIX se construyó el molino de Las Puentes, que vino a sustituir al de en medio. Se trató de un gran edificio que se conservaba en muy buen estado hasta hace aproximadamente una década en la que un vendaval se llevó por delante gran parte de la construcción.

La ciudad también disfrutó de dos fábricas de harinas
Ya en siglo XX, los molinos fueron dejando paso a las fábricas de harinas que contaban con otro tipo de tecnología más moderna e industrial y en las que ya sus máquinas no se movían por la fuerza del agua sino por la electricidad. En Valencia de Don Juan se asentaron dos de gran relevancia, como demuestran las crónicas de la época publicadas en este mismo periódico y a las que Revilla hizo referencia en su conferencia.

En 1922 se inauguró la Fábrica de Harinas La Coyantina, sita en la carretera de Pajares de los Oteros, junto a la estación de tren. Fue construida por el industrial coyantino Adolfo Sáenz de Miera. Tuvo un sistema de cilindros de la marca suiza Daverio. Ya inactiva, fue destruida por un gran incendio en el verano del año 2000.

La fábrica Industrial Valenciana fue mandada construir en 1926 por el empresario local Anastasio Ortíz García. Se inauguró a comienzos de 1927. Se mantuvo activa casi hasta 1990, después de que fuera adquirida décadas antes por el industrial Ramiro Arias. El edificio, con su maquinaria en el interior, se mantiene en la actualidad en la carretera de Matallana.
Diario de León

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