Patrimonio Industrial nacional e internacional

PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

viernes, 15 de marzo de 2013

El cuento de nunca acabar, de nuevo indigentes acampan en la fábrica de Bombas Gens de Valencia.


Os he hablado en otras ocasiones de esta antigua fábrica de bombas de Valencia y sobre su lamentable estado de abandono.







Pero esta noticia sobre su ocupación se está convirtiendo en una lamentable costumbre, y poco a poco su interior se deteriora más y más, sin que no hagan nada ni los propietarios ni el ayuntamiento. A continuación os la transcribo.


La historia se repite en la antigua fábrica de Bombas Gens, ubicada en la avenida Burjassot del barrio de Marxalenes. Varios asentamientos ilegales de indigentes viven de nuevo entre las ruinas y la suciedad acumulada en la única construcción que ha quedado como referencia del art decó en la industria de la ciudad.

El caso de este edificio, que tiene un nivel 2 de protección patrimonial, es de los que marcan récord, pues ya son más de 30 las «invasiones ilegales» que ha vivido, según detallaron esta semana fuentes de la empresa promotora, Gens Habitat Urbana, que también confirmaron que ya han tramitado la pertinente petición de desalojo.
Lo confirman desde la empresa que adquirió los terrenos para transformarlos en un complejo hotelero, galería comercial y aparcamiento y lo viven los vecinos de las fincas colindantes, quienes tienen «miedo» porque no saben «cómo pueden actuar» los acampados, según reconocía una señora de una de las fincas contiguas a la fábrica en la calle Joaquín Ballester.

Otra vecina, que tampoco quiso identificarse, detalló que las personas que hay en las naves «son menos ruidosas que las anteriores, que conseguimos que se tiraran y que armaban mucha bronca. Pero siempre vuelven y las condiciones cada vez son peores». «Da pena saber que hay gente que tiene que vivir en sitios así, en condiciones tan lamentables y con ratas. Hace poco más de un mes oímos a un bebé durante varios días. Es infrahumano», relató.

El último asentamiento fue identificado el pasado octubre (el anterior, en mayo) y, aunque tras el desalojo se tabicaron varios accesos, los inmigrantes han logrado acceder por la zona recayente a las calles Marxalenes y Periodista Llorente. Por uno de los huecos de la fachada principal se observa incluso ropa tendida.

La suciedad acumulada y las condiciones de la gente que ha ocupado las naves son precisamente los motivos que alegan tanto los vecinos como la promotora para actuar y evitar cualquier suceso de un «problema endémico». El riesgo de insalubridad o de un incendio por la basura y la chatarra acumulada en el inmueble son las principales preocupaciones, que también ha denunciado en varias ocasiones el grupo municipal de Esquerra Unida.

Continúa el deterioro
«El deterioro sigue avanzando y la acumulación de basuras nos preocupa porque hay varios bloques de viviendas colindantes», explicó el portavoz de la asociación de vecinos de Marxalenes, Francisco Albert, quien también aventuró que la situación es de «difícil solución» debido a que se ha alargado «demasiado en el tiempo». En concreto, desde 1988, año en que el complejo industrial queda abandonado

Los vecinos son conscientes de que la actual situación económica ha provocado un retraso en la ejecución del proyecto promotor, un punto que confirmaron fuentes de la compañía por la falta de opciones para obtener financiación (se necesita una inversión de 20 millones), ya que la licencia de obras podría obtenerse en cualquier momento.

Un año en la fábrica
Mientras llega la financiación, las viejas naves tienen inquilinos como Marina, una búlgara que llegó hace 14 años a España y que aseguró a este periódico que vive «un año en la fábrica» con su perro y otras personas, en la especie de chalé que hay en el número 56.

Marina sabe que hay «muchas personas viviendo, rumanos, marroquíes, no sé si niños, pero en la otra parte, yo no los veo». Afirmó que nadie de los servicios sociales se ha preocupado por ella y que vive de lo que consigue vendiendo cartón y hierro. «No puedo pagarme una vivienda, por eso estoy aquí con mis pocas cosas y con bombonas para calentarme y cocinar», dijo.

*Esta noticia contiene un vídeo.

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