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PATRIMONIO INDUSTRIAL - INDUSTRIAL HERITAGE - PATRIMOINE INDUSTRIEL

martes, 25 de marzo de 2014

Arrasate-Mondragón. Una sentencia obliga al consistorio a respetar el molino de Barrenatxo

Una sentencia obliga al Ayuntamiento a respetar el antiguo molino de Barrenatxo en toda su «volumetría, imagen exterior y distribución tipológica y estructural básica». La resolución judicial deja sin efecto los planes municipales para demoler la vieja aceña y preservar únicamente su cimentación a modo de testimonio histórico.

El Ayuntamiento había acordado el 22 de junio de 2012 una intervención que proyectaba demoler el viejo molino dejando sólo un resto de la cimentación de 50 centímetros de altura. Estos vestigios, una vez rehabilitados, quedarían cubiertos por una estructura de piedra para su mejor conservación, y un panel informativo resumiría la historia de Barrenatxo.

Demanda
Un juzgado ha dado la razón a la demanda de Arrasate Zientzia Elkartea (AZE) en favor de la conservación en su integridad del molino de Barrenatxo. Esta edificación de carácter fabril formaba parte del complejo industrial levantado en torno a la histórica ferrería de Ibarreta, perteneciente a los Báñez de Artazubiaga y escenario de acontecimientos transcendentales en la historia de Mondragón.

Su origen medieval lleva a conjeturar a los investigadores de Arrasate Zientzia Elkartea que el viejo molino bien puso haber sido en origen una de las instalaciones de la legendaria ferrería Ibarreta. Pero como ocurrió con tantas otras aceñas vascas, el progresivo agotamiento del mineral de hierro a partir del siglo XVIII terminaría por reconvertir la instalación en un molino harinero.

Imagen de la noticia
Los conservación de los elementos y útiles -las anteparas y las piedras de moler- del molino convierten a Barrenatxo en una de las aceñas mejor conservadas, y por ello, su preservación en prioritaria para Arrasate Zientzia Elkartea.

Sin respuesta municipal
La sentencia que obliga al Ayuntamiento a respetar Barrenatxo data de septiembre de 2013. En los meses transcurridos desde entonces los miembros de AZE han mantenido diversos contactos sobre este asunto con el Ayuntamiento. Pero «aún no hemos recibido ninguna contestación» señalaba Javier Bengoa.

La resolución judicial no insta al consistorio a realizar obras de rehabilitación o a restaurar el molino de Barrenatxo. El fallo conmina al consistorio a volver a determinar las actuaciones que estime oportunas para dar cumplimiento a lo dispuesto en el Plan General respecto de «la puesta en valor de los restos arqueológicos del molino de Barrenatxo». Tampoco se establece ningún plazo para dar cumplimiento a ese mandato.

Actuación a plazos
Conscientes de esta situación, y de las estrecheces presupuestarias municipales, los miembros de Arrasate Zientzia Elkartea tratan de arrancar al Ayuntamiento «al menos el compromiso de emprender una rehabilitación por fases». Barrutiabengoa proponía que «este año se acometan las labores de desbrozar la vegetación y reparar la cubierta para frenar la progresiva ruina del edificio». Y el próximo año se podrían «consolidar las paredes para evitar derrumbamientos».

Escenario de robos y crímenes entre los banderizos.
El humilde y semiderruido molino de Barrenatxo, hoy una ruina al borde de la carretera, es el último vestigio que queda de la legendaria ferrería de Ibarreta, un complejo que debió constar de varias edificaciones entre las que se contaba esta construcción. No se conoce qué función fabril cumplía pero sí que fue testigo de hechos clave en la historia de Mondragón. Desde Arrasate Zientzia Elkartea reseñaban que allí tuvo lugar el famoso robo de 500 quintales (23.500 kilos) de hierro perpetrado por los partidarios del señor Aramaio «un par de años antes de la quema de 1448». Los de Aramaio, enemigos mortales de los Báñez de Artazubiaga, pertenecientes al bando del señor de Oñati, cometieron este robo que, andando el tiempo, «tendría influencia directa en la quema de 1448 y en el asesinato del propio Martín Báñez de Artazubiaga a manos de los seguidores del señor de Aramaio».

Barrenatxo se reconvirtió en molino harinero en el siglo XVIII y, con posterioridad, fue fábrica de fregaderos, de piensos y de pinturas de ocre. Pero el uso que le daría el nombre que ostenta le vendría de la actividad de barrenar cañones de fusil que se desarrollaría en este viejo molino durante el siglo XIX.

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